domingo, 8 de febrero de 2015

James Dean y la máquina






"Entre los innumerables 'progresos técnicos' de los que es herético dudar se pueden citar dos importantes: las autopistas y la velocidad. Las autopistas son una realidad: son también una ideología. Simbolizan el mundo brindado a la libertad del individuo: traspaso acelerado de los espacios, contracción del tiempo, vía real de la modernidad. Tales connotaciones hacen admitir sin reservas programas ilimitados de autopistas; desembocan en eslóganes cuya significación debería hacer saltar a los enamorados de la libertad: '¡Tu porvenir pasa por la autopista!' Finalmente, no es nada sorprendente que las famosas 'autopistas de la información' impongan su orden equívoco por la simple magia de la metáfora..."

(François Brune; "Mitologías contemporáneas: sobre la ideología hoy", en Le monde diplomatique [España], 1998.) 


"Una lógica de la posesión, de la proyección propia de una fuerte relación subjetiva, es sustituida por una lógica de la conducción. Nada de fantasías de poder, de velocidad, de apropiación unidas al objeto mismo, sino táctica potencial vinculada a su utilización (dominio, control y mando, optimización del juego de posibilidades que ofrece el coche como vector, y ya no como santuario psicológico), y con ello transformación del sujeto mismo, que así se vuelve ordenador de la conducción y no demiurgo ebrio de poder. El vehículo se convierte en una burbuja, el salpicadero en una consola, y el paisaje de alrededor se extiende como una pantalla televisada."

(Jean Baudrillard; "El éxtasis de la comunicación"; en El otro por sí mismo, 1987)