miércoles, 27 de junio de 2012

Final para un cuento fantástico



--¡Qué extraño! -dijo la muchacha, avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!

La tocó al hablar, y se cerró de un golpe.

--¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos ha encerrado a los dos!

--A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha. Pasó a través de la puerta y desapareció.

I. A. Ireland; Visitations (1919).