El origen del mundo de Courbet aparece dos veces en La chambre bleue de Mathieu Amalric (no confundir con "La habitación
azul", película mexicana de 2002). Y no sólo a título anecdótico, sino que
encierra el verdadero sentido del affaire destructivo entre Julien y Esther: un amor absoluto, aquel que te conduce del nacimiento a la muerte sin solución
de continuidad. La pierna de Esther se abre y vuelve a cerrarse en dos
planos gemelos que demarcan esos dos límites, la vida y la muerte, en un lapso
que de por sí contiene el universo. Esos dos planos-bisagra de la
entrepierna de Esther parecen decir: nada más es importante, el argumento, el
crimen, el proceso, son meros detalles al margen. Por eso la
escrupulosidad en el mecanismo policial, en la trama burocrática, en el
tratamiento pseudo kafkiano de las pasiones, elementos que ya se encuentran sugeridos en
la obra de Georges Simenon -y
las puertas de la ley que se cierran al final del film recuerdan al famoso
cuento de Kafka (“esta entrada era solamente para ti;
ahora voy a cerrarla”)-. Como un discurso enrevesado e inútil, girando en
círculos sobre el telón de fondo de lo eterno, la vida del hombre es
este recorrido policiaco, este dar vueltas en torno a la idea del absoluto, sin llegar a tocarlo, o
precisamente tocándolo unos instantes, para hundirse irremediablemente con ello.
martes, 5 de mayo de 2015
La chambre bleue de Mathieu Amalric
Etiquetas:
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