Una de las pinturas que más me impresionaron
del Hamburger Bahnhof (uno de los tantos museos de arte contemporáneo que hay
en Berlín) fue la Lucha de osos y lobos de Hans Grundig. Realizado
en 1938, el cuadro es tenido por una obra profética, anticipándose a la guerra
mundial que por aquellos años comenzaba a prepararse. Grundig fue perseguido
por su afiliación al partido comunista, sus obras figuraron en la feria del
"Entartete Kunst" ("arte degenerado") de los nazis, y de 1940 a 1944 pasó recluido en un campo de concentración.
Datos biográficos aparte, la tela me dejó
fascinado. En la línea de la pintura expresionista alemana más intensa, la obra
presenta una mirada entre irónica y siniestra, y, desde mi particular punto de
vista, contiene un secreto humorismo (muy propio de la pintura de la época de
entreguerras, por otra parte) que se hace aún más incisivo en el contraste con
lo salvaje de la escena. No hay en ella un ápice de heroísmo, ni de
romanticismo, ni mirada benevolente sobre las fuerzas oscuras de la naturaleza.
Hay que ver ese manto de lomos de lobos, verduzcos, mortecinos, delirantes,
hacinándose en torno a los dos osos a su vez enloquecidos en el centro de la
reyerta. El cuadro es una explosión de fuerzas aniquiladoras. Pocas veces la
bestialidad y el conflicto han sido pintados con mayor ironía y sagacidad como en esta pequeña
fábula satírica.
PD: Para mi sorpresa, el cuadro no abunda en Google
imágenes; la única pic que he encontrado es esta de aquí arriba, con el logo de
una web de viajes, recortado y con los tonos totalmente alterados. Una pena
para quienes piensan que todo se encuentra en Google, pero un privilegio para
los visitantes del museo.
Bajo estas líneas: el cuadro de Grundig, a la derecha, junto al Flanders de Otto Dix, en la sala dedicada al Entartete Kunst del Hamburger Bahnhof.
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