A lo largo de la historia la actividad artística ha atravesado diferentes estados y situaciones, fruto del carácter mutable de Occidente. El ascenso del secularismo en el siglo XIX, con la era industrial y la cultura del final de siècle, promovieron una imagen del arte como sinónimo de causas perdidas, de enajenación o desviación, cercando paulatinamente los procedimientos artísticos en un plano alejado de la realidad. De este modo nace para nosotros el ideal romántico de artista maldito, figura extraña y ajena al mundo fuera de Occidente. Ya en nuestro tiempo, el arte como objeto de consumo se ve estratificado, se hace supra-humano y sus obras llegan a cotizarse por cantidades astronómicas en las subastas de Sotheby’s; el artista como ente individual accede a un segundo plano en favor de un organismo mediático destinado a trastocarlo en marca registrada, imagen publicitaria que linda la caricatura grotesca del acto creativo. Esta no-realidad ideada para el consumo de masas se escinde así del acto artístico entendido como manifestación singular de lo real, y es ahí donde cobra importancia la idea de límite. El maldito es un ser fronterizo, un outsider, un espalda mojada que transita por tierra de nadie, y por tanto su acción se convierte en isolación, viaje argonáutico por el que se cierra el ciclo regeneracional de la vida y muerte del arte.
Homenaje a lo maldito propone un acercamiento reflexivo, pero que no se contenta con el mero tratado discursivo; su autor, Rubén-Darío Fernández, parece que buscara una forma de emancipación absoluta en la alternancia compulsiva de estilos, saltando del texto analítico al diario confesional, del diálogo abierto con el lector a la narración de la propia vivencia personal, de la ficción a la crítica con toda naturalidad, como si fuera lanzándonos pedazos diseminados de esa experiencia fragmentaria que es al fin y al cabo el signo de los tiempos.
Prólogo para el libro Homenaje a lo maldito, de Rubén Darío Fernández, publicada por Excodra Editorial, http://www.excodraeditorial.com/
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